Hay relaciones que parecen amor… pero duelen. Duelen mucho. Un día sientes que estás en las nubes viviendo un cuento de hadas, y al otro te golpeas de las nubes al suelo sin apenas darte cuenta. Son esas relaciones que te roban el sueño, la paz, la calma y, a veces, hasta la dignidad. Es un vínculo invisible que te atrapa, te desgasta, te despierta ansiedad y que puede confundirse fácilmente con el «amor intenso». Lo viví, te hablo de mi propia experiencia y de mi propio proceso personal con el que he tenido que lidiar, primero para identificarlo y ponerle conciencia, y después para ponerle solución y salir con la mayor dignidad posible.
La dependencia emocional es un patrón psicológico que ocurre cuando una persona se siente incapaz de vivir o ser feliz sin la otra. Es una forma de adicción que te atrapa, donde el enganche es tan fuerte que cuando estas dos personas se alejan, el síndrome de abstinencia hace su aparición en escena para pedir su dosis de droga. Es aquí cuando, a pesar de saber que duele y te hace daño, vuelves una y otra vez para calmar la ansiedad que te provoca el «mono».
Normalmente, quienes viven este tipo de relaciones, no son conscientes de ello hasta que los síntomas emocionales y físicos se vuelven insostenibles: ansiedad, celos, obsesión, miedo al abandono, evasión de problemas, sensación de vacío, baja autoestima, tristeza, dermatitis, caída del pelo, inflamación, problemas de estómago… y mil síntomas más que van apareciendo para avisarte de que está pasando algo que no estás viendo.
¿Por qué y para qué caemos en relaciones tóxicas o con dependencia emocional?
Porque es lo que conocemos y lo que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida.
En la mayoría de los casos, suele tener sus raíces en la infancia: falta de atención, ausencia de uno de los padres, apegos inseguros, necesidad de aprobación, divorcios, creencias sobre que las cosas se consiguen con esfuerzo… Crecemos creyendo que si no nos quieren, no valemos y para ello tenemos que trabajar duro para que nos quieran y no decepcionar al otro.
Sin embargo también influyen otros factores que no necesariamente vengan de la infancia, como puede ser la baja autoestima y amor propio, el miedo a la soledad, las creencias distorsionadas sobre el amor: «el amor duele», «si te cela es porque te quiere», «hay que aguantar por amor»… y este tipo de lindezas que creemos que son necesarias y que, permíteme que te diga, no lo son.
Todo esto tiene un «para qué» muy claro. Aprender. Estas relaciones activan nuestras heridas más profundas: abandono, rechazo, traición, injusticia y humillación. Y no lo hacen para torturarnos, sino para ponerlas en evidencia haciéndonos de espejo, porque lo que no se ve, se repite; lo que se ve, se puede sanar.
Cuando las historias se repiten, es el momento de hacer un parón y decir: ¿Qué debo aprender de todo esto? Unas veces tendremos que aprender a poner límites, otras a querernos más, otras a identificar las heridas y sanarlas… Mientras que no ocurra nada de esto, el patrón se va a repetir una y otra vez hasta que aprendas. Sino pregúntate: ¿Por qué hay personas que siempre dan con personas que las tratan mal, que le son infiel, que no se comprometen…? Aprendizajes no realizados.
Señales claras de que estás en una relación con dependencia emocional
Son muchas las señales que puedes identificar para tomar conciencia de si lo que estás viviendo es una relación con dependencia emocional o una relación tóxica.
- Te invade la ansiedad cuando no sabes nada de la otra persona o cuando teneis que hablar de algo importante.
- Cambias tu forma de ser por miedo a que te deje.
- Justificas y/o perdonas sus desplantes, ausencias o faltas de respeto constantemente: «no es siempre así», «cuando quiere, es una persona maravillosa», «es que lo pasó muy mal cuando…», «le han hecho tanto daño que ahora le cuesta, pero lo está intentando»…
- Te cuesta poner límites, decir «no» y pedir lo que necesitas por temor a que se enfade.
- Tu autoestima depende de su valoración.
- No te sientes valorado/a por la otra persona.
- Sientes que todo lo que haces está mal y nada es suficiente.
- Dejas de relacionarte como lo hacías antes por miedo a que le moleste o se enfade por algo de lo que haces o dices.
- Sientes que sin esa persona, no sabes quién eres ni hacia donde vas.
- Lo dejáis constantemente y termináis volviendo con nuevos términos que solo se cumplen el primer mes.
- Tu estado de ánimo depende de cómo esté la relación en ese momento.
- Te anulas poco a poco: tus planes, tus sueños, tu esencia… se van disolviendo con el paso del tiempo.
- Haces cosas que no te apetecen solo por evitar el conflicto o a que te deje.
¿Te suenan? A mi sí. Y dolía. Dolía mucho.
Ejemplo real: En mi caso, llegué a dejar de comunicarme abiertamente cuando estábamos con amigos porque sentía que cualquier cosa que pudiera decir o hacer, podría ser malinterpretado por su parte y generar un conflicto innecesario. Me mantenía muy al margen y me comportaba de manera muy correcta «por si acaso». Eso, me restaba mucha libertad y me generaba una ansiedad terrible al no poder disfrutar distendidamente con amigos. Soy acuario, y como acuariana, la libertad es una de mis señas de identidad. ¡Ojo! No hablo de libertad en cuanto a estar con otras personas, sino a la libertad de ser uno mismo en su máximo exponente, siempre desde el respeto hacia la otra persona.
¿Cómo salir de la dependencia emocional?
Salir de una relación tóxica en la que hay una fuerte dependencia emocional no es fácil, pero es posible salir y muy liberador. Requiere de un esfuerzo por tu parte y mucha mucha conciencia. Aquí tienes algunas estrategias para salir este tipo de relaciones y que puedes empezar a aplicar hoy mismo:
- Reconocer que tienes una relación tóxica o con dependencia emocional: Aceptar y reconocer esto es el primer paso y, aunque duele, es más sano echar de menos a alguien que vivir en estado de ansiedad por tenerle. Solo cuando pones nombre a lo que sientes, puedes empezar a transformarlo. A mi me ayudó mucho el libro de Silvia Congost, psicóloga especializada en este tema: «¿Amor o adicción?». Este libro me aportó mucha luz a lo que me pasaba y sentía. Fue gracias a ese libro que tomé verdadera conciencia y decidí tomar acción de manera definitiva.
- Contacto cero. Esto es ¡vital! para que puedas salir de la dependencia. Y cero es cero. Bloquearle de whatsapp, de redes sociales, borrar su número para evitar llamarle y pedirle a tu entorno que no te hable de esta persona ni tú indagar sobre ello. Cero, cero. Al menos un tiempo hasta que hayas podido salir de la dependencia. Es muy difícil sanar si sigues enganchado/a a la fuente de dolor.
- Trabaja tu autoestima y amor propio. Rodéate de apoyo emocional sano. Busca actividades que reconecten contigo y que te gusten: senderismo, ir a la playa, escritura terapéutica, hacer planes con amigos, viajar, escaparte un fin de semana, hacer deporte… El deporte libera endorfinas que mejoran notablemente el estado de ánimo. Te lo recomiendo encarecidamente.
- Aprende a estar solo/a sin sentirte vacío/a. Esto hace que tomes espacio para ti y conectes con tu «yo» más íntimo. Si no meditas, puede ser un buen momento para empezar y aprender a calmar tu mente y la ansiedad de la situación. Yo puedo acompañarte en estas meditaciones si lo necesitas. También puedes disfrutar tu soledad con un baño relajante, un buen libro, lo que más te conecte.
- Busca ayuda profesional que te ayuden y acompañen con el proceso, tanto para sanar la dependencia como para identificar patrones, adquirir nuevos hábitos, etc. La terapia no es una debilidad, al contrario, es valentía. Valentía por querer avanzar, cambiar lo que no está bien, tomar conciencia y evolucionar. Eso de «ya se me pasará» o «yo puedo solo/a, lo he hecho siempre» solo te lleva a esconder la herida temporalmente y es muy posible que se vuelva a repetir.
Preguntas frecuentes
¿La dependencia emocional tiene cura?
Sí. Con un trabajo personal, conciencia y apoyo del entorno y profesional. Una vez sanado, se podrán construir relaciones más sanas y conscientes que llenarán tu pechote de pura satisfacción y amor del bueno.
¿La dependencia emocional y las relaciones tóxicas solo ocurren en pareja?
No. También ocurre con amistades, familiares o, incluso, con figuras de autoridad. Pero suele hacerse más evidente en las relaciones de pareja porque suele ser lo más común, pero no lo único.
¿Qué puedo hacer si no puedo dejar una relación tóxica?
Pedir ayuda. Hay patrones de comportamiento que cuesta romper sin un acompañamiento adecuado. Nuestro cerebro recurre a lo que conoce y está acostumbrado, aunque esto sea negativo. Se necesitan herramientas y técnicas que cambie este comportamiento.
¿Cómo puedo averiguar más sobre el tema de la dependencia emocional y las relaciones tóxicas?
Si aún tienes dudas sobre si estás viviendo en este tipo de relación, te recomiendo los libros de Silvia Congost: «¿Amor o adicción?»; «Personas tóxicas»; «A solas». Al ser experta en este tema, tiene varios libros que pueden ayudarte mejor a entender los patrones de comportamiento y también a estar contigo en armonía.
* No es publicidad de sus libros aunque lo parezca, pero a mi me han aportado tanto que creo necesario recomendarlos en casos como este.
¿Qué pasa si no puedo permitirme hacer terapia?
Y yo te pregunto: ¿Puedes gastarte 60€-100€ en un fin de semana con amigos o familiares en un restaurante o haciendo alguna escapada? Si tuvieras una enfermedad terminal, ¿invertirías todos tus ahorros en el tratamiento que salvará tu vida? Estoy segura de que sí.
Te voy a poner un ejemplo: Imagina que un día te das cuenta de que en una de las paredes de tu casa ha aparecido una pequeña grieta. Al principio, la miras con curiosidad, incluso con indiferencia:
“Bah, no es para tanto… solo es una grieta”.
Pasan los días, las semanas o los meses, y la grieta sigue ahí. Se alarga. Se ensancha. Empiezas a poner un cuadro delante, un espejo, cualquier cosa para no verla.
Pero la grieta no desaparece.
Con el tiempo, como se va haciendo más grande, se empieza a filtrar humedad. La pintura se cae. El yeso se descascarilla. Y lo que era “una tontería” empieza a afectar a toda la estructura. Aplicas productos para la humedad para frenar el desaguisado, pintas encima porque «ya has arreglado la humedad» y sigues tu vida normal.
Hasta que un día, sin aviso, parte de la pared cede. Y el daño ya no es solo estético… es estructural y toca llamar a un profesional para que arregle todo el desastre que se ha caído, lo cual te va a costar más tiempo y más dinero solventar el problema que se podía haber solucionado cuando aún no era grave.
Si de verdad quieres salir de donde estás, por tu salud física, mental y emocional, estoy segura que encontrarás la manera de hacerlo.
Si este post te ha removido, aunque sea un poquito, no lo ignores. Es tu alma pidiéndote volver a ti. Salir de una relación tóxica y/o con dependencia emocional, es posible y liberador. No te dejes para mañana y comienza hoy mismo.
*En Amarte en Karma, podemos complementar el proceso de liberación con meditaciones, sesiones de coaching e hipnoterapia que ayudarán a que el proceso de terapia psicológica (altamente recomendado hacerlo) sea totalmente liberador. Puedes agendar una cita ¡totalmente gratuita! aquí.
Con amor…
Mar G. | Amarte en Karma

Deja un comentario